Octavio Mestre: «Puedo afirmar que el edificio de Magic Box será divertido o, como mínimo, singular»

Magic Box

Octavio Mestre: «Puedo afirmar que el edificio de Magic Box será divertido o, como mínimo, singular»

La construcción de las oficinas de Magic Box Toys es un proyecto de importantes dimensiones que supone un reto diario. OIC Penta trabaja desde hace meses en Sant Cugat de Vallès para terminar el futuro hogar de una empresa que tiene como objetivo despertar la sorpresa y la ilusión de niños y niñas a través de los juguetes coleccionables. Como no podía ser de otro modo, el edificio de Magic Box debe representar el espíritu y la esencia imaginativa de la corporación y conseguir, por tanto, sorprender a todo aquél que eche un vistazo a su fachada.

Octavio Mestre es director del despacho de OM Arquitectos y el arquitecto jefe que trabaja conjuntamente con el equipo de OIC Penta en esta obra. Los profesionales de este despacho han colaborado con nuestra constructora en varios proyectos, como por ejemplo las reformas del Pedralbes Centre y la Casa Oller. En esta ocasión, Mestre nos acompaña en la exploración de unas oficinas creativas como las de Magic Box para que podamos apreciar los elementos que hacen de este edificio una obra excepcional.

El equipo de OIC Penta que trabaja en el proyecto está formado por el director técnico David Díez, el jefe de obra Oscar Bernabé, la técnica Fabiana Bianchini, el técnico Marc Elias y el ingeniero de instalaciones David Castro. Nuestros compañeros en esta obra son Octavio Mestre y Albert Lluch de OM Arquitectos, el estructurista Javier Monte, el aparejador Xavier Pie, Hector Fernández de OTP Ingeniería y Josep Augue como Coordinador de Seguridad y salud.

 

  • Magic Box Toys es una empresa que pretende potenciar la inventiva de niños y niñas a través de juguetes con conceptos sólidos y bien diseñados. ¿La construcción de su edificio tiene como pilar fundamental la imaginación?

 

El cliente sólo nos pidió que el edificio fuera divertido, flexible y que no tuviera pilares dentro de las plantas. Estamos hablando de un edificio de unos 3.500 metros cuadrados: dos plantas subterráneas, una planta baja y dos más. Es decir, cinco plantas que dan 700 metros cuadrados por planta y sólo tenemos 5 pilares para cada una.

Todo el edificio está organizado en función de una serie de patios y, como priorizaban tener mucha luz natural, el edificio es un triángulo con un solar al que le hemos hecho una serie de mordidas con carpinterías de fachada de colores diferentes, de tal manera que la luz llega con mucha más profundidad. Teniendo en cuenta que la cubierta de arriba se encuentra toda ella apoyada por unas grandes estructuras metálicas que descansan sobre los muros de construcción, conseguimos una planta de 700 metros cuadrados sin ningún pilar. Esto permite una libertad muy grande, una planta muy flexible y muy poco convencional. Es por eso por lo que puedo afirmar que el edificio de Magic Box será divertido o, como mínimo, singular.

 

  • Como profesionales de la construcción, ¿qué implica trabajar en un proyecto como Magic Box?

 

Evidentemente, todo esto que he explicado ha sido un reto colosal. Sin embargo, siempre digo que es mucho más difícil controlar el factor humano en vez del material, porque la madera es madera y se deja modelar, como el hierro y la cerámica. Pero las personas somos todas diferentes y queremos cosas que a menudo son imposibles.

En este sentido, a veces los clientes desean cosas que se pueden cumplir y otros que no. El trato humano es especial cuando se construye una sede, como es el caso de Magic Box. Por ejemplo, es diferente de un director de patrimonio de La Caixa, que nos ha encargado muchos edificios de oficinas, algunos con OIC Penta. Él tiene un edificio que debe renovarse y, si no pasas del precio y es bonito, te valoran y eso hace que te encarguen más cosas. En definitiva, cuando estas personas compran un edificio, no les tiembla la mano porque es un activo: una inversión que luego podrán vender.

En cambio, una persona que construye su casa, independientemente de si se trata de oficinas o de viviendas, considera muy importante todo el proceso. Ellos o ellas se tienen que imaginar dentro del edificio y sentirse cómodos. Por eso digo que el factor humano es más complicado. En el caso de este proyecto, la gente de Magic Box es muy comprensiva y está dispuesta a gastarse el dinero. Además, valora mucho las aportaciones del equipo, lo que es de agradecer y puede dar más libertad a los profesionales.

 

  • ¿Han surgido retos inesperados durante la planificación y la construcción de esta obra?

 

El cambio es el reto. Los proyectos van cambiando siempre, sea Magic Box o cualquier otro. Los clientes cambian continuamente y nos tenemos que adaptar siempre. Lo importante es que el proyecto acabe reflejando las ideas o la esencia inicial, y que todo él sea coherente. Que no haya cosas que chirríen, y esto, como profesional, lo sabes. Sabes cuándo has cuadrado un proyecto y cuándo no.

 

  • ¿Magic Box ha cambiado mucho desde su planteamiento?

 

Sí, mucho. Magic Box comenzó siendo un edificio muy grande donde se accedía desde dos calles diferentes. Parecían dos construcciones diferentes, aunque desde fuera se veía como una única unidad. La intención era alquilar una de estas partes y dejar el otro como sede. Finalmente, decidieron quedárselo todo.

Inicialmente, teníamos una fachada que era mucho más rectilínea y ellos prefirieron un estilo diferente en vez de una fachada clásica. Además, en cierto momento, cuando ya teníamos el proyecto presentado y con licencia, el Ayuntamiento nos obligó a bajar del edificio 60 centímetros todo él porque aplicaron el punto de aplicación de altura reguladora de otro modo por tener acceso a dos calles de varias alturas. Todo el edificio tuvo que bajar, y esto implicó cambios de proporciones.

  •  La tendencia actual de la construcción de oficinas busca el bienestar de las personas en su entorno laboral. ¿Qué papel juega Magic Box en este aspecto?

Una oficina que apuesta por la biofilia, los triples espacios, por la luminosidad o por el establecimiento de una ratio de personas por metro cuadrado es una oficina que quiere el bienestar. Sin embargo, nosotros no somos los interioristas de este proyecto. Ahora estamos trabajando con ellas para que el edificio no pierda toda una serie de valores que creemos que tiene.

 

  • Hasta ahora, los profesionales se fijaban en aspectos como los espacios de trabajo colaborativo, las zonas de juego, los sitios donde poder relajarse, los espacios que potencian la motivación, la productividad y el trabajo en equipo. Tras la pandemia mundial, ¿cambiarán significativamente las preferencias de los profesionales en cuanto a las características de las oficinas?

 

No. Porque la pandemia ha durado demasiado poco, aunque a todos nos haya resultado eterna. Digo demasiado poco ya que la gente tiene una enorme capacidad para olvidar. Con los avances que hemos hecho respecto al virus y con todas las ganas que tenemos de volver a viajar y hacer vida como antes, creo que llegará un momento en que las cosas volverán a ser igual. Lo que sí es cierto es que la pandemia ha acelerado muchas cosas.

Hay tendencias en la actualidad de cara al coworking y a compartir espacios. Del mismo modo, destacan los puestos no asignados de las nuevas oficinas, es decir: no hay lugar fijo para nadie. Si una empresa, por ejemplo, tiene 60 empleados y, de estos, 15 son vendedores y están muchas horas fuera, no tiene sentido que tengan un despacho que esté cerrado todo el día. Además, la huella de carbono se reduce mucho si, en vez de tener 60 mesas, tienes 30, y veinte de ellas son lo que se llama hot deskings: te sientas donde te interesa sin lugar asignado.

El teletrabajo, que era circunstancial, ha llegado para quedarse. La gente trabajará unos días en casa y otros en la oficina. Sin embargo, todavía es importante ir a la oficina, donde hablas con la gente y se crean sinergias. No es lo mismo conversar por teléfono un momento que encontrarse cara a cara. Por este motivo, creo que los edificios de oficinas continuarán existiendo. ¿Se transformarán? Seguro, pero seguirán.

También debemos valorar hasta qué punto la oficina no sólo es un lugar de trabajo, sino también un punto de encuentro y un lugar de representación. ¿Por qué la gente quiere tener la sede corporativa en Paseo de Gracia o la Diagonal? Porque es el eje comercial y, si no estás, no existes. Por tanto, para algunas empresas, hay todo un tema de imagen de marca.

 

  • Actualmente Magic Box se encuentra en la fase de finalización de la fachada. ¿Cómo gestionáis el ritmo de trabajo en un proyecto tan ambicioso?

 

Quieras o no, la entrada de un nuevo equipo de interioristas ha implicado un retraso importante de las obras. Deberíamos haber terminado el edificio en abril y la previsión era que las interioristas terminaran su proyecto en verano para así poder trasladarse la empresa. En estos momentos, no calculo que podamos terminar la obra antes de Navidad.

Además, en estos momentos, el suministro de materiales en la construcción está sufriendo mucho porque la fábrica del mundo es China. Esta enviaba antes tres contenedores cada día y ahora envía uno cada tres días. El aluminio y el acero han subido un 40% de precio a nivel mundial. ¿Qué ocurre si un contratista tiene un presupuesto en mano para hacer un proyecto y este se va alargando y sube el precio teniendo en cuenta que no se compra todo el material al inicio? Es difícil porque, en las obras, siempre hablas de tiempo y de dinero. En este sentido, me esfuerzo en hacer pedagogía para que se entiendan estos temas, tanto con el pintor como con el albañil. Muchas veces, en estos casos de retrasos y subida de precio, la culpa no la tiene la constructora. Quiero destacar que OIC Penta es una muy buena constructora: hace muchos años que trabajo con ella.

 

  • ¿Qué fase ha sido la más difícil?

 

No ha llegado aún la etapa más difícil. Esta será cuando realicemos el proyecto de interiorismo implicado con nuestro. Será el momento más delicado, porque no habrá marcha atrás. Cuando estás cavando y haciendo estructura, todos los edificios son muy divertidos. En la vida hay que tener puertas de escape para poder darle la vuelta a la tortilla. Cuando haces estructura puedes tener ideas y aprovechar para implementarlas.

Todos los edificios, cuando estando en obras y los ponen andamio delante, son bonitos, porque no sabes qué habrá detrás y todo es una esperanza. Por este motivo afirmo que el momento más delicado será cuando ya no haya marcha atrás y sólo quede colocar el sofá. En definitiva, esto es lo que acaba viendo la gente. En cuanto al resto, las personas no te exigen tantas cosas, sólo un cierto aire. Creo que el edificio de Magic Box lo tiene.

 

  • Hasta ahora, ¿cuál ha sido el momento más interesante de la obra?

 

El momento más interesante fue cuando llegó la cubierta montada con una macro grúa. La cubierta consiste en unas grandes cerchas que cubren todo el espacio en una dimensión tremenda. Cada una hace 2 metros largos. Con estas estructuras, acabas teniendo una planta de 700 metros cuadrados sin un solo pilar, de punta a punta. Para mí, este fue el momento más emocionante.

  •  ¿Quieres destacar algo más?

 

Quiero añadir que todos los grandes proyectos deben tener detrás un cliente dispuesto a escuchar. Y, sin lugar a duda, todos los proyectos son un trabajo coral, una tarea conjunta de muchos profesionales. Hoy me haces una entrevista a mí porque soy el arquitecto jefe, pero sin el trabajo de los estructuristas y los otros arquitectos, o sin el trabajo diario de la ingeniería o la constructora, entre muchos otros, el proyecto no sería posible.